José Mauro de Vasconcelos (Brasil 1920-1984) publica en 1968 una novela de carácter autobiográfico que se convertirá en emblemática en su país y dará la vuelta al mundo, siendo editada en Austria, Alemania, Estados Unidos, Inglaterra, Argentina, Italia, Holanda, Francia, Dinamarca, Finandia, República Checa, Noruega, Suecia, Japón y Polonia.
En España lo habíamos leído en la edición Argentina, supongo, porque es la primera vez que se edita aquí con una magnífica
traducción de Carlos Manzano, que ha sido capaz de mantener el ritmo de esta prosa poética y el sonido de las palabras del español de América, porque Zezé, el protagonista, no podría haber hablado de otra manera si originalmente lo hubiera hecho en español.
Vasconcelos desgrana la historia de un niño de 5 años aferrado a un arbolito de naranja lima con el que comparte los sueños de una infancia vivida y perdida en medio de la miseria.
La primera vez que lo leí, hace muchos años, cuando aquí estuvo de moda, no recuerdo cuándo fue, sería en los 70, me emocioné profundamente y ahora he vuelto a hacerlo.
La ternura no exime de fuerza al relato en el que con mano firme el autor denuncia lo desgraciada que para muchos es la infancia y plantea cómo el amor y la amistad son los únicos asideros que un niño tiene para seguir viviendo. La obra habla de la vida, las relaciones humanas, el crecimiento, la separación, la amistad. Es un retrato completo del corazón humano, con sus grandezas y miserias, de las en ocasiones no se puede desprender, tal y como quisiera .
La
Editorial Libros del Asteroide de
Barcelona, ha tenido la amabilidad de enviarme esta edición de
2011. Se lo agradezco porque esta relectura ha sido deliciosa.
Recomiendo vivamente el libro, ya que es una obra en la que el autor acierta plenamente con la voz infantil, tan difícil de manejar.
Estoy segura de que interesará y emocionará a los lectores a partir de 13 años. Es un relato que llega al corazón.