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lunes, 19 de diciembre de 2011

Cagayán de Oro

La tormenta que ha asolado Cagayán me ha impresionado especialmente.
La cuestión es muy sencilla. En agosto del 2009 estuve allí, visitando a unos amigos y unas escuelas, primero en Manila y después en Cagayán, que es la ciudad más importante del Norte de la isla de Mindanao. Luego el tifón, para mí tiene muchas caras. Y además viví una "tormentita", según ellos, en la que creí que se fundían el cielo y la tierra. Naturaleza tropical poderosa que nos hace sentir infinitamente más pequeños de lo que somos.



Las flores



Los frutos

Las personas con las que desde hace años me une una gran amistad y sus familias están bien, pero del colegio St. Mary's en el que estuve dando una charla sobre España a alumnos de Secundaria, han desaparecido al menos 5 niños. Espero que las cifras no vayan en aumento, porque aún hay mucha confusión y desaparecidos que no se han podido contabilizar.
El mayor problema que tienen en este momento es el del agua. Para lo demás han creado una red de ayuda. Han formado una cadena humana para poder salir adelante dándose la mano los unos a los otros.


Niños de Infantil haciendo teatro



De Cagayán tengo gratos recuerdos. Los filipinos son gentes cordiales, siempre sonrientes, incluso los que viven en situaciones de miseria inimaginables para un europeo, por más reportajes que haya visto.
En 20 días de viaje en los que tuve la posibilidad de visitar colegios y universidades públicos y privados, me sorprendieron muchas cosas, pero sobre todo, el afán de superación de los alumnos y de la gente en general, así como su capacidad de trabajo y el respeto que los jóvenes, que son la mayor parte de la población, guardan hacia sus mayores y hacia sus maestros y profesores.
Los filipinos están orgullosos de serlo y miran al futuro con esperanza para ser un país cada vez mejor.

Espero que pronto puedan volver a su vida normal y encuentren el color y el sabor de sus estrellas de mar.

1 comentario:

  1. Preciosa entrada para compartir... Me llena de alegría y de recuerdos de mi también fantástico viaje de verano a Perú como cooperante durante dos meses. Esos recuerdos que no puedes evitar pensar sin que una amplia sonrisa invada tu cara sin que te des cuenta. Me encanta que la vida nos de estas oportunidades que no nos podemos perder.
    ¡Hay que viajar para renovarse!
    Muchas gracias por compartir tu experiencia con todos y desde luego no cabe duda de que disfrutaste de cada instante y de que aprendiste de cada situación.
    Un abrazo muy fuerte.

    Marta Navarrete Pardo
    Magisterio Infantil
    U.P. Comillas

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