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sábado, 12 de julio de 2014

Libros para el verano



       Hoy, en el diario El País viene un interesante artículo informativo, de Clara Morales Fernández, titulado "El libro infantil y juvenil sigue su caída en ventas".
Que dichas ventas hayan caído no es de extrañar, dada la crisis monumental de la que no terminamos de salir. Es evidente que si se deja de comprar algo, son libros, flores, el periódico, en fin, muchas cosas que si no se tienen,  no pasa nada.
La cuestión inquietante es,  que si bien unas flores sobre la mesa alegran la mirada, efectivamente por no tenerlas, no pasa nada, pero por dejar de leer, sí pasa y mucho.
Este descenso de ventas no tiene por qué ser un descenso en la lectura, ya que para eso existen las bibliotecas, las públicas por supuesto, que cumplen una función irreemplazable y las privadas, que facilitarían también un intercambio de lecturas entre amigos si perdiéramos el miedo a que no se nos devuelva el libro, claro.
Pero en ese mismo artículo se señala que ha descendido la compra de libros por parte de las bibliotecas públicas, o sea, que  los recortes siguen teniendo un demoledor efecto cultural.  Sin embargo, dichas bibliotecas están llenas de libros, así que desde aquí aprovecho para recordar la importancia del uso de la biblioteca  que se tenga más a mano y que si no se lee la última novedad, se leerá la penúltima o un clásico manoseado, pero que ¡nadie deje de leer! por el tema económico.
También se me ocurre alzar la voz en favor de libros aparentemente pasados de moda y que por razones de espacio, muchas veces se tiran. ¡Es un gravísimo error!
Hace poco me escribía una profesora, bibliotecaria de su colegio, donde, como en tantos centros, de vez en cuando parece que hay que tirar lo que se considera un excedente, en vez de guardar como un tesoro, lo que han ido leyendo cada una de las generaciones que pasaron por allí.

Animo además a las editoriales a que digitalicen sus fondos, al menos los que van descatalogando. Quizás no pueda hacerse un gasto en papel y quizás sea una pena que el libro en papel se pierda, pero es innegable que estamos en la era digital y que si tratamos de comprar un libro infantil digitalizado, normalmente lo está en inglés, por ejemplo, sea ese su origen o no, pero hay pocos libros infantiles y juveniles en español en soporte digital. , libros de los que realmente merecen la pena, quiero decir.
Creo sinceramente que es el momento de que las editoriales, en lugar de llorar por la crisis, se replanteen el formato en que quieren vender, ya que el formato digital es mucho más económico. Parece razonable que entre no vender un libro que sacan al mercado, por ejemplo, por 14 euros y venderlo a 5 o a 6 en formato digital, será mejor la segunda opción, pero claro, yo no soy economista, sino  profesora de literatura y solo llevo las cuentas de mi casa.

Dejo aquí una pequeña selección de libros que me encantan. Espero que los busquéis y los leáis para pasar con los "peques" un rato tan agradable como el que he pasado yo.



Ian Falconer: Olivia en Venecia, México: FCE, 2011 [Col. Los especiales de A la orilla del viento]
La serie de Olivia, de Ian Falconer, tal y como he comentado otras veces en el blog, es una de mis favoritas.Gusta tanto a niños no lectores aún, como a los primeros lectores. De esta obra en concreto tengo que decir que no me gusta que no aparezca el nombre del traductor, cosa que cuando ocurre, me lleva a eliminar el libro de mi selección, dado que soy traductora y tengo que defender mi campo de trabajo, como es lógico, sin embargo en esta ocasión, rompo esa regla que para  mí es de oro , porque no puedo privar a los lectores del blog de esta sugerencia. De todos modos, si alguien logra encontrar el nombre del traductor en el libro, que me lo diga, yo no lo he conseguido ver.



                  Gonzalo Moure: El arenque rojo, Ilus. de Alicia Varela, Madrid: SM, 2014.
              Precioso e imaginativo álbum sin palabras, en formato cuadrado y cartoné, que encierra un misterio. Después de pasear por el álbum y crear su propia historia, el lector recibe una invitación a abrir un sobre que contiene nostálgicas historias de amor. Es un libro que sirve para todas las edades, a partir de 3 o 4 años,  en primer lugar porque la primera lectura es sin palabras, después por el tema y la forma de narrar, incluso se puede trabajar con él en clase de español para extranjeros, por ejemplo. Yo lo emplearé con tal fin, a ver qué resultado me da. Agradezco al autor y a la editorial el envío del libro.



Anthony Browne: La feria de los animales, Trad. de Lean, México: FCE, 2012, libro en cartoné, manipulable, con piezas pequeñas, luego, para lectores a partir de 3 años. Con este libro el niño se asoma al mundo de los animales exóticos. Es distinto a lo que el autor suele hacer.


                      Anthony Brownw: Ramón preocupón, Trad. de Teresa Mlawer,  México: FCE, 2013, [Col. Los especiales A la orilla del viento]
Esta historia sí es típica de Anthony Browne, en cuanto a la forma de contar y las ilustraciones. En ella se pone de relieve la importancia de las relaciones familiares en las que es fundamental el papel de la abuela en la resolución del conflicto de Ramón.

Y puestos a recomendar, el artículo de Alberto Manguel que también aparece hoy en El País, con el título "¿Por qué al sol leemos diferente?". Es un lúcido paseo por la literatura, como no podía ser de otra manera viniendo de este autor.

                                          ¡FELIZ VERANO  y FELICES LECTURAS!