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miércoles, 22 de diciembre de 2010
Tres clásicos para esta Navidad
Arthur Miller: La manta de Jane, Ilus. de Al Parker, Trad. de Victoria Alonso, Barcelona: Tusquets, 2010
En este blog hay ya varios libros infantiles de autores clásicos de la literatura universal, cuya producción para niños suele ser desconocida. Es el caso de William Faulkner, Paul Auster y ahora Arthur Miller y Vargas Llosa.
El relato de Arthr Miller (EEUU 1915-2005), poseedor del Premio Pulitzer 1949, del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2002 y de otros premios, es recordado por muchas obras como la obra teatral Muerte de un viajante. En la manta de Jane, habla del crecimiento y de la resistencia del ser humano en general a asimilar sus cambios físicos y psicológicos. Esto se denomina comunmente el síndrome de Peter Pan, pero se aplica a quienes de ninguna manera quieren madurar.
Jane se aferra a su manta rosa de bebé durante mucho tiempo, hasta que descubre que sirve para otras cosas y se alegra de ser mayor.
El relato es consistente y profundo, como cabía esperar del autor, acompañado de ilustraciones en blanco y negro de uno de los más famosos ilustradores estadounidenses. Sólo se destaca la manta rosa, que constituye el eje de la narracíón.
Arthur Miller capta al vuelo la mente infantil, creando una bella historia en torno al yo.
Janosch: ¡Qué bonito es Panamá! Ilus. Janosch, Trad. Eva Almazán, Sevilla: Kalandraka, 2010
Janosch, seudónimo de Horst Ecker (Polonia 1931) es alemán y está afincado en Tenerife.
No ha dejado de escribir cuentos para niños desde 1960, de ahí que sea considerado un clásico de la literatura infantil.
El pequeño tigre y el pequeño oso, que protagonizan este libro, son famosos entre los pequeños lectores y protagonizan otras historias. En ésta, ambos deciden viajar a Panamá porque pequeño oso dice que huele a plátanos.
Es una historia, como todas las del autor, llena de imaginación y ternura, donde se pone de relieve el valor de la amistad y de las pequeñas cosas de la vida.
Mario Vargas Llosa: Fonchito y la luna, Ilus. de Marta Chicote, Madrid: Alfaguara, 2010
Vargas Llosa (Arequipa-Perú 1936), Premio Nobel 2010, ha escrito un cuento para niños en el que cuenta una breve historia de amor. Este álbum ilustrado para primeros lectores descubre una nueva faceta del autor.
El texto es breve, tal y como corresponde a este tipo de libros y está apoyado en unas expresivas ilustraciones.
Me gusta que la narración ocurra en la tierra natal del autor, que la luna que Fonchito quiere atrapar para complacer a Nereida, sea la luna colocada sobre la ciudad de Lima.
"...cuando la Luna salía, lo que ocurre rara vez en la ciudad de Lima, cuyo cielo suele estar cubierto de nubes muchos meses del años."
Con estas pequeñas pinceladas los lectores no sólo soñarán con Fonchito, sino que se distanciarán de su propio espacio y sabrán que existe este lejano lugar.
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No sabía que Vargas LLosa había escrito un cuento para niños. Me he leído varias novelas de él y estoy deseando poder leer este cuento. Me ha encantado leer lo de la Luna en Lima, después de estar allí te das cuenta que apenas la ves, en dos meses que estuve las nubes solo me la dejaron verla dos veces.
ResponderEliminarCayetana (UPComillas)
Estaba echándole un vistazo a las varias entradas del blog y me he parado entusiasmada a leer ésta al ver la imagen del cuento de ''Fonchito y la Luna''. El otro día estaba en la biblioteca de mi barrio buscando algunos cuentos infantiles que leerles a unos niños a los que cuido. Vi uno de Mario Vargas Llosa (autor que me gusta mucho) y comencé a ojearlo. Me parecieron unas ilustraciones preciosas que ocupan toda la página. Entonces lo leí más atentamente y me pareció que la historia que narraba era PRECIOSA. Era de amor, pero nada cursi como puede pensar la gente al oír que algo es romántico. Era una historia muy tierna, y aunque protagonizada por niños y aunque sea literatura infantil, me pareció un cuento que también puede gustar a los adultos mucho. Desde luego yo pienso introducirlo en mi biblioteca personal.
ResponderEliminarAl leérselo a mis niños, a ellos les gustó mucho también, sobre todo por las ilustraciones (aprovecho para demostrar lo importantes que son las ilustraciones, ya que van guiando a los niños en la historia. De la calidad de las ilustraciones depende la opinión que va a tener luego el niño sobre el cuento).
A pesar de que lo disfrutaron, creo que no llegaron a apreciar la historia tanto como yo, quizá porque a esa edad (4 años) aún no son capaces de comprender a tanto nivel la ternura de la historia.
Julia Bernabeu Santolaria
Grupo 211- Ed. Infantil UAM