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sábado, 8 de mayo de 2010
Volar muy alto
Esta semana he recibido dos noticias tristes.
Dos amigas han emprendido el vuelo definitivo hacia el infinito.
La primera, Lidia Ollero, bibliotecaria, experta en literatura infantil, tenía aproximadamente mi edad. De ella nos quedará su trabajo, su sonrisa afable, su cercanía y muchas cosas más, sin duda.
La segunda, Carmen Zulueta, escritora y lectora empedernida, era muy mayor. De Carmen, dada su larga vida, queda una larga estela, un camino luminoso vivido día a día, porque aunque tuviera sombras como todos, no se recreaba en ellas y convertía lo negativo en positivo con gran facilidad. Era entrañable y generosa y abría las puertas de su casa neoyorquina a sus amigos con alegría y cariño.
Se interesaba por todos los proyectos relacionados con la educación. Podíamos pasar ratos interminables hablando de este tema, de literatura infantil, de cómo despertar el deseo de leer, que había surgido en ella siendo muy pequeña.
Carmen se había educado en la Institución Libre de Enseñanza y recordaba con nitidez todo lo relacionado con la lectura y su aprendizaje. Las novedades pedagógicas marcaron su vida y por eso le encantaba saber cómo enseñábamos los demás, este tema la entusiasmaba.
Son dos arrancones que dejan un vacío en el alma. Es difícil decir nada, a veces sólo podemos expresarnos con el silencio. El misterio de la vida y de la muerte se resuelve finalmente en lo más profundo de nosotros mismos, en la intimidad.
He tenido la suerte de conoceros, de charlar con vosotras, de compartir proyectos e ideas con ilusión.
Para vosotras son estos luminosos tulipanes amarillos, que crecen a la luz del sol.
Os recordaré siempre.
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Hola Ana:
ResponderEliminarA Carmen Zulueta no la conocía pero su trayectoria la abala. Pero Lidia...
todavía no me hago a la idea... ¡con todo lo que daba y lo alegre que era!. Yo también la he hecho un pequeño homenaje en mi blog. La echo de menos. Un beso Ana!