Qué mejor manera que celebrar el día del libro, que comentando mis últimas lecturas.
Aunque el blog inicialmente fue de Literatura Infantil, lo he ido ampliando como habréis comprobado, ya que me han pedido varias personas que comente todo tipo de libros, de ahí el subtítulo: El cocodrilo azul, (Blog de Literatura Infantil, Lectura, Lectores y Educación).
Dejo para otro día el comentario sobre obras infantiles y juveniles, aunque los buenos lectores podrían asomarse sin problemas a las obras que cito aquí, del siglo XIX y alguna del XX.
En esta entrada además me entretengo en explicar por qué he leído estos libros y no otros. A cada libro se llega por un camino y es lo que he tratado de describir brevemente, ya que estos caminos forman nuestra individual historia lectora.
DICKENS
No sé muy bien por qué fui a para a este libro, la cuestión es que de repente me di cuenta de que no lo había leído y me apeteció. Así que me sumergí con él en el Siglo XVIII, en Londres y en París en el momento de la Revolución Francesa. Es una novela típica del XIX, con una familia burguesa por un lado y otra perteneciente a la nobleza, por otro. Como en tantas obras de la época, los unos aportan dinero y los otros "status". Los protagonistas son seres complementarios. El escenario de fondo es la Revolución; el hilo, una historia de amor. Dickens nunca defrauda, así que he quedado encantada con la lectura, preguntándome cómo no había leído antes esta novela.
La respuesta es muy sencilla y tiene que ver con la historia de la Literatura. Las obras con las que podemos disfrutar son infinitas. El Arte, y la Literatura lo es, es inagotable y siempre se descubre algo nuevo y se encuentra una lectura para cada estado anímico y para cada ocasión. (Recomiendo la lectura a partir de 16 años).
En la orilla, de Rafael Chirbes, autor contemporáneo que me gusta mucho, sobre todo, La buena letra, cuya lectura siempre recuerdo cuando pienso en la literatura contemporánea, lo he leído para una tertulia literaria que frecuento hace nada menos que 20 años. Tengo que decir que sin ninguna duda, merece los premios que ha recibido, ya que el autor maneja muy bien no sólo la técnica literaria sino los espacios y tiempos en que se desenvuelven los personajes. El tema es una crítica feroz de la crisis en que nos encontramos, así que no puede ser de mayor actualidad. Sin embargo, me resultó muy duro, durísimo, deprimente diría, con lo cual invito a leerlo con mucho ánimo.
Inmediatamente me evocó a su antecesor valenciano Blasco Ibáñez, porque necesitaba saber si el duro autor decimonónico era tan duro como siempre se ha considerado, así que me lancé a Entre naranjos.
Si bien es un autor que se estudia dentro del Realismo e incluso del Naturalismo, la novela está teñida, como muchas de la época, de Romanticismo, en el sentido más estricto de la palabra, aunque es la resolución y los lugares en que se mueven los personajes, lo que la hace realista.
Es, al igual que la de Dickens, una historia de amor entre un señorito de la huerta valenciana y una cantante de ópera, algo escandaloso para la época. Sobre la base del escándalo y la crítica social, Blasco Ibáñez construye un mundo del que la Literatura decimonónica no puede prescindir, pero en cuanto a crudeza, nada que ver con la del autor valenciano actual.
Aquí vemos cómo una lectura nos lleva a otra y cómo podemos haber visto dureza, por ejemplo, donde ahora no la encontramos. El tiempo pasa e impone criterios en la forma de abordar los temas, que a su vez van variando, aunque giran en torno al eje, que es el ser humano. Leer cada cosa en su contexto, me parece muy importante.
THOMAS MANN
Para esta misma tertulia antes citada, también he leído Muerte en Venecia. Esta es una relectura de hacía tanto tiempo, que no he encontrado el libro antiguo y me compré esta nueva edición. Me di cuenta de que en realidad no me acordaba de nada de la novela, porque lo que se había apoderado de mí hacía mucho, había sido la película de Visconti. Es una joya literaria con la que he llegado a la conclusión de que Thomas Mann solo escribió joyas, supongo que todo lo demás lo tiró. Hay que felicitar al traductor, Juan José del Solar por el bellísimo juego del lenguaje, casi poético, que desborda la situación. Mann, ya en 1914, habló del fracaso de la Cultura y del Arte, necesarios para "salvar la vida", creo que es también un tema de plena actualidad.
HARPER LEE
El poder del cine es enorme, así que he leído una novela cuya película había visto, pero que no había leído. Este libro me lo recomendó una amiga que había quedado fascinada con él. La traducción es de Baldomero Porta, quien ha cogido estupendamente la voz de la narradora- protagonista del libro, que es una niña.
Nos encontramos con una autora de una sola novela, de la que se ha anunciado la publicación de la segunda, que se escribió antes que esta. A esta autora norteamericana le ha ocurrido lo que a otros autores, que en un solo texto, dicen todo lo que tienen que decir.
El tema que se destaca en el cine es el del racismo, pero la novela va más allá. Habla del miedo, de la imaginación, de la amistad y del cariño. También de las relaciones que se establecen entre los miembros de una comunidad. Nada como los ojos infantiles para dibujar las cosas tal cual son y para desafiar con su mirada y en este caso además con la palabra, el mundo de los adultos, que no termina de comprender. Magnífica novela que merece la pena leer a partir de 15 años.
Sin duda alguna, será una estupenda novela que ansío leer de manera ya inminente, porque desde que visualicé el film lo entendí como una "gran obra de la gran pantalla". Sin haber leído la novela, estoy convencida, en cambio, que cinematográficamente ofrece una verdadera revelación de lo que la autora, Harper Lee, quiere transmitir y que son muchos los momentos en los que el director Robert Mulligan supo recoger todos aquellos detalles esenciales para el desarrollo de la trama: la ingenuidad y la incomprensión, como señalas, en la infancia hacia determinadas conductas adultas; la empatía, la imparcialidad, la justicia, el amor, la entrega, el cuidado... de Atticus, como padre y como abogado. También, por supuesto, las "banalidades del mal": xenofobia, abusos personales y de poder, esclavitud, maltrato,... Una obra maestra de extrema actualidad pese a tener a sus espaldas todos los años que se cuentan desde 1960, fecha en la que se publicó. Una gran lección de generosidad de un ciudadano bueno, de un hombre bueno. Espero poder leer la novela pronto y decir que "Matar a un ruiseñor" me gusta más aún.
ResponderEliminarMaría José Carpintero Puente.