Me parece dificilísmo dirigir bien a los niños y aquí, como en otras películas que he reseñado este año, el director lo hace fabulosamente.
Y fabulando cuenta la historia de dos preadolescentes, que son especialmente imaginativos y creativos, por tanto, unos inadaptados.
El uno, Sam (Jered Gilman), es huérfano, como los grandes héroes literarios y no se siente querido por nadie, vive aislado en su mundo en el que es capaz de sobrevivir a golpe de creación.
Creación, recreación pictórica y descubrimiento del primer amor, el de Suzy (Kara Hayward), que es lo contrario, ya que vive en una acomodada familia numerosa. Ella es una lectora empedernida que tampoco se siente querida y añora ser huérfana como los héroes y heroínas de sus novelas. ¿Qué quieren? Su vida propia, su libertad.
El director narra una aventura de amor y desamor, de relaciones humanas enlazadas por detalles cotidianos aparentemente insignificantes, que viven en una isla a su vez, de donde sólo se puede salir en barco o avioneta.
Edward Norton, jefe scout, desbordado por los acontecimientos infantiles que rompen la rutina y disciplina de su campamento, Bruce Willis, que trasluce una ternura enmascarada de rudeza, inusitada en él, de ahí su versatilidad como actor, el matrimonio Bishop, formado por Bill Murray y Frances McDormand, que descargan su frustración en los otros, la estirada señorita de los Servicios Sociales, Tilda Swinton o Bob Balaban el narrador, otro elemento literario introducido en el film, forman el Coro que canta al ritmo del dúo de los dos niños protagonistas que dirigen la orquesta y devoran la pantalla.
Me parece que esta es una historia que puede servir como motivación tanto a niños como adultos. Los personajes, muy detalladamente descritos tanto en la novela como en la película, pueden hacer a los lectores/espectadores identificarse con ellos.
ResponderEliminarLa gran variedad de personajes hacen de esta una historia muy variada y con diferentes matices, pero sin duda el factor diferencial de Moonrise Kingdom son los dos niños protagonistas, que emiten una fuerza que levanta el animo a cualquiera.
Ambos nos demuestran que a pesar de las adversidades personales siempre tenemos que encontrar una razon para sonreir. El mensaje de que nunca hay que rendirse o deprimirse porque salgan mal las cosas me parece vital para la formacion de los niños.
Además, los paisajes naturales en los que se desenvuelve la historia deben servir para tratar de introducir a los niños en la naturaleza y todo lo que ofrece.
Sin duda me parece una historia muy enriquecedora que puede despertar en los niños el afan por explorar, intentar cosas nuevas, y sobre todo no tirar la toalla aunque todo parezca ir en nuestra contra.