Maria Wiik: Salida al mundo (1889)
La autora finesa plasma en esta escena los últimos preparativos de una joven que se marcha de casa. La anciana tiene entre sus manos un libro que en ese momento no lee. La actitud es la de condescendencia, deja hacer y sostiene el libro como si no pasara nada, aunque con cara triste y preocupada. La escena está iluminada por la luz que entra por la ventana. Los visillos parecen ahuecados aunque la ventana está cerrada. Sobre la mesa, el pan, una tetera y la taza recién utilizada. En el suelo una bolsa de viaje. Sobre la silla un sombrero que parece de paja, casi del mismo color que el pan y la luz. Estos tonos amarillos suavizan e iluminan los negros y grises.
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