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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Cuentos dulces

Dos deliciosos cuentos para empezar este mes

Beatrix Potter: Canciones infantiles de manzanitas verdes, Trad. Mónica Rubio, Madrid: Debate, 1987



Carl Norac: Las palabras dulces, Ilus. Claude K. Dubois, Trad. Anna Coll-Vinent, Barcelona: Corimbo, 2000

Son para saborearlos con los mas pequeños, antes de irse a dormir.

2 comentarios:

  1. El cuento “Las palabras dulces” narra la historia de una pequeña ardilla llamada Lola.

    Lola se despierta una mañana llena de palabras dulces listas para ser pronunciadas. A lo largo del día intentará decirlas, pero no será tan fácil como ella pensaba.

    Este cuento resulta muy práctico como lectura en la etapa de educación infantil, ya que es sencillo, preciso y claro.
    A través de su narración podemos trabajar en clase: el lenguaje oral, la expresión de sentimientos positivos, el reconocimiento de las actividades cotidianas y la importancia que tiene el hecho de establecer unas relaciones sociales adecuadas.

    Además es un cuento de lectura útil por sus componentes socializadores, de formación y de carácter lúdico.

    He trabajado este libro en el rincón de los cuentos y utilicé tan solo las imágenes para explicarlo; luego realicé diferentes actividades, dos de ellas relacionadas con la historia.

    En la primera actividad el niño tenía que escoger uno de los personajes que salía en el cuento, pintarlo, recortarlo de la cartulina, y ponerle un palo de polo para convertirlo en un títere. A continuación tenía que explicar el porqué de su elección. De esta manera podíamos trabajar el sentido de la identificación del personaje con él mismo.

    En la segunda actividad el niño tenía que escoger una cara que expresara alegría, tristeza o enfado. Para poder trabajar las diferentes sensaciones y para que explicara por qué había escogido esa cara y si alguna vez se había sentido de esa manera.

    Entre unos compañeros y otros se produjo un diálogo que ayudó a trabajar los sentimientos y las emociones de manera natural.
    Maryam Navarrete UNIR.

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  2. Tengo la boca llena de palabras dulces. Ha sido culpa de este post en el blog, tan concreto y tan sencillo, pero que me ha traído tantos recuerdos que me resulta complicado organizarlos en mi cabeza para que os los cuenten mis manos.

    Recuerdo que era un día malísimo. Había dormido muy poco, había desayunado sola, llovía, estaba constipada y no tenía ganas de nada. De pronto Ana Mª apareció con el cuento “Las palabras dulces” y su dulce cobaya Lola. De pronto, lo comprendí. Comprendí que hay días en los que nos sentimos solos, en los que parece que todo sale al revés, en los que nos cabreamos, en los que queremos escondernos debajo de la mesa y no salir. Comprendí que la soledad, como el amor, es un sentimiento presente en todos. Mayores y pequeños. Humanos y animales.

    Ser mayor es difícil. A veces no podemos decirle a esa persona todo lo que queremos, todo lo que se pasa por nuestra mente. A veces no podemos prestar la atención que otros se merecen. A veces somos nosotros los que nos sentimos ignorados. A veces… a veces la vida es demasiado rápida, y nos sentimos abrumados al no poder seguir sus pasos. Comprender esto siempre cuesta, y más si todavía eres un niño. En este cuento, Carl Norac nos da la oportunidad de parar un instante, mirarnos a los ojos y decirnos esas palabras dulces que todos queremos oír. Para mí fue un instante de paz y un día de invierno ajetreado. Gracias.

    El otro cuento que Ana Mª nos presenta en este post, “Canciones infantiles de manzanitas verdes” de Beatrix Potter, también me trae numerosos recuerdos. En primer lugar, y gracias a Lurie (1990) con su libro “No se lo cuentes a los mayores”, recuerdo a Beatrix Potter como una gran fuente de inspiración para todas las personas que deseamos marcar la diferencia en el mundo, por muchas adversidades que se presenten en nuestro camino. La literatura infantil le debe mucho, y nosotros como lectores también. Todavía no he podido leer un libro suyo, pero anhelo el momento en que los Reyes Magos hagan su parada en mi casa dentro de unos días y me dejen uno bajo el árbol. Estoy segura de que lo disfrutaré enormemente.

    En segundo lugar, cuando recuerdo a Beatrix Potter no puedo evitar pensar en una persona muy distinta a ella: J. K. Rowling.

    Desde que escuché la historia de Beatrix me pregunto si la autora de la exitosa saga de Harry Potter se inspiró en ella para crear dos de sus personajes principales: Bellatrix Lestrange y el propio Harry.

    Por un lado, Beatrix no sólo comparte apellido con Harry, sino también parte de su historia personal. Ambos tenían una familia que no sabía apreciar las cualidades tan especiales que tenían, ambos crecieron en edad y en valor, y finalmente decidieron enfrentarse a un mundo que les era desconocido con la única ayuda de su corazón y una varita… o un pincel.

    Por otro lado, Bellatrix Lestrange y Beatrix Potter no sólo tienen un nombre similar, sino que también crecieron en una familia de sangre noble en la que se consideraba una deshonra salirse de lo establecido, pensar de un modo diferente al del resto de hermanos, contrariar los deseos de unos padres tremendamente estrictos.

    No cabe duda de lo aventurado de esta comparación. Me imagino que J. K. Rowling se inspiró en muchas otras historias para dar vida a estos dos personajes. Sin embargo, mi cabeza no puede evitar ver a Beatrix Potter como una unión del bien y el mal, de la realidad y la imaginación, que vivió una pesadilla convertida en sueño.

    Gracias de nuevo, Ana Mª, por compartir con nosotros estos cuentos que tantos recuerdos son capaces de despertar en los mayores y tantos sueños felices dan a los niños.


    Marina Labrador Bados
    UAM Grado en Educación Infantil
    Grupo 211

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